26 marzo 2008

Mbini, cazadores de imágenes en la Guinea Ecuatorial premiado

La exploración, los viajes, la aventura y la investigación geográfica son los cuatro ejes que marcarán la X Edición de los Premios Anuales que concede la Sociedad Geográfica Española (SGE). Unos galardones que se entregarán el próximo 1 de abril en el Auditorio de la Mutua Madrileña, en una cita que conducirá la periodista Ely del Valle.

El objetivo de esta convocatoria anual es premiar el papel que desempeñan los viajeros, investigadores, empresas e instituciones en la ampliación y divulgación de los conocimientos geográficos y su apoyo a proyectos viajeros que sirven a la investigación, la ciencia, el periodismo, el arte y la cultura. Este año, se han otorgado un total de ocho premios en diferentes categorías. En primer lugar, el Premio Internacional ha recaído en el alpinista Walter Bonatti por alcanzar la cima del Cervino en solitario, por la cara norte y en invierno, una de las ascensiones más complejas. Por otra parte, el Premio Nacional se lo lleva este año Luis Arranz, biólogo español director del Parque Nacional de Garamba (Congo) y experto gestor de la biodiversidad por su trayectoria en parques naturales de África y América del Sur. En lo que respecta a compañías, el Premio Iniciativa/Empresa le ha sido otorgado al BBVA, concretamente “por su apoyo a iniciativas que promueven el espíritu viajero y de descubrimiento geográfico y en particular la Ruta Quetzal BBVA, en el que se mezclan cultura y aventura”, explican en un comunicado. “Mbini, cazadores de imágenes en la Guinea Ecuatorial” es un proyecto encabezado por el periodista Pere Ortín y el diseñador Vic Pereiró que a lo largo de una década han trabajado por recuperar el fondo documental de la expedición a la Guinea española que realizó Manuel Hernández Sanjuán con su equipo entre 1944 y 1946, labor por la cual han sido galardonados con el Premio Imagen. La expedición que se alza con el Premio Viaje del Año es la encabezada por el catedrático de Antropología y miembro de la SGE, Francisco Giner Abati, y que lleva por nombre “Los últimos indígenas. Expedición África 2007”. Asimismo, la investigación sobre la Ecología Marina y Oceonografía de Carlos Duarte ha logrado el Premio Investigación, por desarrollar proyectos en ámbitos geográficos que van desde el Ártico y Antártico hasta ecosistemas tropicales en lugares remotos. Por otra parte, el Premio Editorial ha recaído en Miraguano “por su importante esfuerzo en la edición de libros clásicos de viajes inéditos que contribuyen a recuperar la memoria de grandes exploraciones y viajes”. Y, finalmente, el Premio Miembro de Honor se entregará a la Sociedad Española de Ornitología SEO/Birdlife, decana de las ONG de conservación.

21 marzo 2008

Relatos cortos: Reflejos de la ciudad de Bata, Guinea Ecuatorial

Bata era una ciudad cómodamente habitable, con amplias calles que parecían trazadas con tiralíneas, y con una gran variedad de construcciones de casas y pequeños vistosos edificios de diferentes estilos coloniales, mucho arbolado en sus calles, así como gran número de almacenes y factorías, que configuraban el tejido comercial de la ciudad.

Pero en una ciudad donde los lugares de ocio y recreo escaseaban, si en cambio había lugares donde a diario y a horas determinadas, se producían encuentros de personas, mayormente españoles y de alguna otra nacionalidad donde, entre intercambios de opiniones y desgrane de noticias que a raudales, unas ciertas y otras de rumorologías, casi siempre referente a la situación socio-comercial y política del país, corrían a raudales por la ciudad. Todavía recordamos con total nitidez, quizás por la intensidad con que vivimos durante nuestra larga estancia en aquellos años 70, lugares de encuentros como, como el bar Central, como su nombre indica situado casi en el centro de la ciudad o el bar Playa situado en la carretera al aeropuerto de Bata o el atractivo bar Club, a la orilla del mar, situado casi frente al entonces símbolo forestal de la ciudad como era la famosa Ceiba de considerable altura que destacaba en la amplia y extensa avenida marítima. Este bello y espacioso paseo marítimo separaba la ciudad del océano Atlántico, abarcando toda su longitud y donde había en construcción un gran hotel, el único entonces, llamado Panafrica, y que todavía hoy lo he podido observar, perfectamente remozado, viendo las fotografías que en abundancia se pueden ver en diferentes páginas Webs referentes a aquel país.

En aquellos años, comienzo de los setenta, se estaba construyendo, por una empresa francesa, obras importantes como el nuevo gran puerto, situado en la zona del río Ekuku, y un palacio presidencial desorbitado para las posibilidades económicas del reciente creado país, se hablaba del excesivo lujo del mismo.

La catedral, cuya arquitectura original, según su proyectista, el arquitecto italiano Nino Monti, corresponde al gótico neocolonial, combinado con bóvedas de medio punto (sic), con tres amplias naves que constituye en la fachada tres anchurosas puertas centrales, aunque realmente esta catedral no es de grandes dimensiones. Su primera construcción data del año 1951, habiendo sufrido posteriormente reformas, y donde el Papa Juan Pablo II en su visita a Guinea Ecuatorial, celebrara misa. En recuerdo de su visita, hoy una de las principales avenidas de la ciudad lleva el nombre del desaparecido Pontífice. Recientemente he leído que esta catedral está catalogada como uno de los principales valores del patrimonio histórico cultural, artístico y arqueológico del Guinea Ecuatorial. Completaba el paisaje urbanístico una serie de edificios realmente notables como el de correos, el del gobierno civil o el del banco central de Guinea, por citar algunos.

Lugares de ocio donde se daban cita personas de diferentes etnias y nacionalidades como era en la zona del río Ekuku, más allá del típico barrio de Bata llamado de Comandachina, donde estaba el famoso bar Miramar, con su amplia sala de baile de techo de nipa de puro estilo africano. Todavía suena en nuestros oídos el armonioso ruido que producía el ritmo acompasado y contagioso de los bailes arrastrando los pies en aquel piso de madera y arena. Otros barrios típicos de la periferia eran Moganda, Lea, o Bomudi, entre otros. El barrio de Lea era famoso porque allí había un popular mercado donde entre otros numerosos artículos se compraban las riquísimas papayas tanto moscatel como amarilla, fruta apetecida en aquellas latitudes.

Cuando se acercaban las fiesta patronales de la ciudad de Bata, que era el día 25 de Julio, festividad de Santiago, y que se prolongaban entre los meses de Julio y Agosto se instalaba lo que llamaban el ferial, como su nombre indica un recinto festivo donde se instalaban numerosas casetas, casi todas “a estilo país”, muy típicas. Este ferial permanecía instalado durante semanas, donde todas las noches, y más aún los fines de semana, se congregaban cientos de personas entre un inmenso carrusel de música de todos los estilos y colores pero mayormente africana, y pistas de bailes por doquier. La magia de África, que retumbaba en toda la ciudad, se reflejaba en sus noches tropicales y se sentaba a contemplar la diversión de un pueblo.

Casi toda la actividad socioeconómica del país, tanto en esta zona continental como en la insular de Bioko, se desarrolla en torno a la empresas foráneas, mayormente, instaladas aquí desde comienzos del siglo XX, y que han sido el motor económico, pero sin que ello influyera demasiado en el desarrollo del país. Lo único que posiblemente había mejorado con el tiempo, era las infraestructuras, carreteras, casas, mayormente para los foráneos, hospitales y escuelas, así como algún recinto deportivo. Pero no beneficiaba mucho a la población nativa en lo económico

Grandes empresas madereras se establecieron durante los comienzos de la época colonial, cuando ya España empezó a tomar conciencia de que estas tierras continentales del golfo de Guinea les pertenecían, era en las primeras décadas del siglo XX, porque anteriormente su presencia pasaron por muchas vicisitudes, con alterne de la población de países anglosajones limítrofes, que dejaron sus raíces en una nueva étnia que eran los llamados fernandinos en la isla de Bioko, o con el acecho también de la dominación francófona, pero ésta es otra historia que habría que contar.

Estas empresas madereras, fueron montando una infraestructura que les permitían obtener pingüe beneficios, pero en perjuicio de la entonces región del golfo de guinea, ya que todas las materias elaboradas se exportaban, y la mayoría de los beneficios quedaban en el exterior. Zonas de gran población forestal en la región continental del país, el bosque en su apogeo, reserva de la naturaleza, a través de los años servía para extraer de sus entrañas todo el rendimiento en forma de materia prima altamente valorada por los profesionales de otras latitudes, debido a la gran calidad de la madera que producía la selva ecuatorial guineana, conocida popularmente como la madera de guinea, que era toda una credencial para su reconocimiento, como el okumé, la caoba, o el ébano.

Otro lugar emblemático de la ciudad de Bata era la plaza del Reloj, creo que posteriormente rebautizada como plaza de La Libertad. Era, y creo que sigue siendo, este céntrico lugar de especial atractivo por su forma arquitectónica y muy popular de convocatoria, donde también estaba situado el mercado. Su nombre se debe a que una esbelta torre, y que ilustra este artículo, con un reloj en lo más alto que destaca en el entorno. Aquí, en este espacioso lugar el, entonces, presidente Francisco Macías Nguema Biyogo, convocaba a todo el pueblo de Río Muni, cuando venía de visita desde Santa Isabel, hoy Malabo, donde tenía su permanente residencia presidencial, ya que era y es la capital del país. En este lugar, enarbolaba sus arengas y discursos que a 40º grados soportaba el pueblo antes y durante sus interminables peroratas proclamando a la población entre el idioma español y el nativo, fang, según le conviniera en cada momento. Y en medio de aquel sofocante sol de libertad, como él llamaba, se desarrollaba la multitudinaria recepción popular. En aquel 7 de Julio de 1970 fue de especial relevancia para aquel régimen político, porque habían creado, según motu proprio del gobierno, el llamado Partido Único Nacional, PUN, y que posteriormente se le añadió la T de trabajadores PUNT.
PELAYO SUÁREZ ALEJANDRO

10 marzo 2008

La casa sin palabras

Un hermoso y delicado ejemplo de narrativa española de trasunto guineano, la historia de un joven matrimonio que, desde un olvidado pueblo de La Mancha, emigra a finales de los años cuarenta a la Guinea española en busca de un futuro mejor y huyendo de un pasado silenciado por la guerra civil española. A través de la sencilla, inocente pero rica, perpleja y penetrante escritura interior de Erenia, descubriremos un silenciado universo que lucha en su presente y con su pasado genealógico por regresar a casa, mientras busca palabras para construir su propio hogar interior, en la esperanza del hijo que parece no llegar nunca. El mundo de la colonia y la selva le proporcionará también a Erenia la fascinación y perplejidad ante un universo autóctono inconsistentemente forzado por hegemonías culturales que ella se resiste a asumir sin cuestionar. La casa sin palabras es un hermoso ejercicio de memoria personal e histórica, y un pedazo de exquisita literatura.

http://www.visitguineaecuatorial.com/html/biblioteca.html