17 septiembre 2008

Miedo en Guinea Ecuatorial

"En Guinea Ecuatorial, hasta las sillas tienen miedo", afirma resguardándose en el anonimato un habitante de Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, país dirigido con mano de hierro desde 1979 por Teodoro Obiang Nguema, que derrocó e hizo fusilar a su tío Francisco Macias Nguema. Desde entonces, Obiang ha implantado hábilmente una red de informadores-delatores para asentar su poder y su autoridad en un país de 500.000 habitantes. 
"El miedo recorre las venas de los ecuatorianos", asegura Juan Nzo, vicepresidente de la Convergencia por una Democracia Social (CPDS), el único verdadero partido de oposición, que sobrevive con dificultades dentro del régimen de Obiang. La CPDS obtuvo un solo escaño de los 100 en juego en las últimas elecciones legislativas celebradas en mayo, en las que hubo fraude y manipulaciones, según la oposición, que asegura ser "mayoritaria en el país".
"El jefe del Estado dice que todo el mundo debe ser un policía" en un país que tiene un temor enfermizo a los complots, según Nzo. "En todos los pueblos y barrios, el PDGE (Partido Democrático de Guinea Ecuatorial del presidente Obiang) tiene las llamadas 'células de base'. También están los presidentes de consejos de vecinos. Normalmente representan a los vecinos, pero como nunca ha habido elecciones, estos órganos locales menores actúan en nombre del PDGE. Cualquier cosa que pasa en el pueblo, el delegado del gobierno y al presidente del distrito del PDGE están avisados. Actúan como policías", explica Nzo.
"Todo el mundo vigila a todo el mundo". Si recibes a alguien, lo van a saber. Especialmente si ese alguien no es del pueblo o es un extranjero. Te preguntan como si no les importara quién era. Si dices algo contra el gobierno o el presidente, alguien acabará por contarlo", asegura un habitante de una aldea cercana a Malabo.
"Vigilan día y noche". Nadie puede moverse sin que estas personas se lo cuenten a sus superiores jerárquicos. Como los llamados 'elementos de seguridad' tienen que informar a los suyos todos los días, a veces se inventan historias con gente que saben o sospechan que son de la oposición", agrega Nzo. "La gente se siente amenazada. El que no pertenece al PDGE no tiene prácticamente derecho a nada. No va a poder tener acceso a los hospitales, por ejemplo, ni a colegio para sus hijos, ni tendrá trabajo", denuncia el opositor, que asegura que las detenciones arbitrarias son frecuentes. "Nos hemos encontrado situaciones de gente encarcelada porque se le acusa de haber 'insultado' al presidente. Un obrero perdió su trabajo porque no era miembro del PDGE", continúa Nzo. "Obiang compra voluntades. La gente necesita dinero y Obiang tiene este dinero.
¿Qué alternativa le queda a la gente? Algunos dicen: 'esto no me gusta pero al menos puedo comer'", asegura Nzo, cuyo país estaba considerado como uno de los más pobres del mundo hace 15 años, pero desde que se descubrió petróleo los ingresos se han disparado. Guinea Ecuatorial se ha convertido en el tercer productor de petróleo del África subsahariana y a menudo es presentado como el futuro "Kuwait africano". La oposición espera que, con el petróleo, Guinea se abra, porque sigue siendo un "país muy cerrado que distribuye visados con cuentagotas", según una fuente diplomática. El único consuelo para la oposición es que la serpiente de la denuncia se muerde a veces la cola. "Esto no se produce sólo entre gente de ideología diferente. Incluso entre ellos mismos se vigilan y se denuncian", dice Nzo. "El miedo está por todas partes. Al final, nosotros tenemos probablemente menos miedo que ellos. Incluso Obiang dice que 'entre nosotros hay traidores' y desconoce lo que le puede pasar. El turista que pasea frente al palacio presidencial puede ser un espía, un periodista camuflado, un terrorista o un mercenario", concluye el opositor".

Artículo publicado en France Press el 21 de julio de 2008

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