25 noviembre 2006

Deudas Guinea Ecuatorial se tornan en las de hijo del presidente

Las propiedades inmobiliarias de Teodorín Obiang Mangue, el Ministro de Agricultura y Bosques de Guinea Ecuatorial e hijo predilecto del presidente, Teodoro Obiang Nguema, han sido temporalmente requisadas para pagar lo que le debe su país a un constructor sudafricano.


En 2003, George Ehlers ganó un concurso público para construir una pista de aterrizaje y unas carreteras en la isla de Annabón, en Guinea Ecuatorial.

El contrato ascendía a unos 9 millones de dólares, una cantidad insignificante para un país que vende, cada día, unos 22 millones de dólares en petróleo.

Además de no pagar a Ehlers, el ministro guineano, encargado del proyecto, le confiscó el pasaporte y el de sus empleados, y les hizo trabajar durante cuatro meses en la isla casi como prisioneros.

'Había un hospital pero no tenía medicinas. Los guineanos se estaban muriendo de malaria pero el gobierno ni se preocupaba.

Nosotros les dábamos nuestras medicinas', aseguró Ehlers a una cadena de televisión sudafricana.

Gracias al departamento de Asuntos Exteriores sudafricano lograron alquilar un avión ruso para salir de la isla Guineana, aunque tuvieron que dejar allí unos 150.000 euros de maquinaria que se habían llevado.

Nada más llegar a Sudáfrica, Ehlers contactó con Chris Shcoeman, un abogado especializado en litigios en el continente y este tiró de la manta.

La ultima visita de Teodorín a Ciudad del Cabo, un fin de semana de julio de 2005, fue tan sonada que dejó estela en varios periódicos.

Según el diario 'Cape Times', Teodorín, que entonces tenía 34 años, llegó a la ciudad para remodelar su mansión en los suburbios y para hacer unas compras.

El hijo del presidente Obiang se compró en un par de días un apartamento junto a la playa, dos automóviles Bentley, un Lamborghini 'Murcielago', además de ropa y champán para sus juergas nocturnas.

'Se gastó 15.000 rands (unos 2.000 euros) en tres botellas de champán', especificó Herman Dippenaar, uno de los guardaespaldas que le rodeaban.

El valor total de las propiedades de Teodorín en Ciudad del Cabo podrían superar hoy los seis o siete millones de euros.

Según la ONG 'Global Witness', Teodorín también tiene dos mansiones en Los Angeles y una compañía discográfica de Hip Hop con estudio de grabación incluido.

'Nosotros creemos que las propiedades de Ciudad del Cabo fueron compradas con el dinero del Estado, o dicho de otra forma, con el dinero que él robó al Estado', declaró Shoeman, el abogado de Ehlers, en un programa de televisión local.

'Bajo nuestro punto de vista -añadió- esos activos no son propiedad del hijo del presidente, si no del Estado ecuatoguineano, y por lo tanto pueden ser utilizados para pagar el dinero que le deben a mi cliente.'

Teodorín ha mandado una declaración jurada al Tribunal Supremo diciendo que compró todas sus propiedades con dinero ganado lícitamente a través de sus empresas en Guinea -una compañía maderera y la única estación de radio privada del país.

En su declaración también expresó que en Guinea está permitido que los ministros tengan sus propias compañías y se asocien con empresas extranjeras, hasta para participar en concursos públicos.

El Tribunal Supremo parece haber entendido la postura de Shoeman, ya que ha incautado las propiedades de Teodorín hasta que se celebre el juicio.

'Ahora estamos negociando un acuerdo con los ecuatoguineanos y parece que nos van a pagar lo que nos deben sin tener que ir a juicio, pero con estos países nunca se sabe, porque un día te dicen una cosa y al otro otra', declaró Schoeman a Efe.

Shoeman está convencido de que ganaría el juicio si este se llegara a celebrarse, 'porque las actividades empresariales que él mismo (Teodorín) describió en su declaración jurada están consideradas como ilícitas y corruptas bajo la ley internacional'.

Tanto Shoeman, como el Tribunal Supremo de esta ciudad, parecen ser una de las pocas excepciones en la reciente tendencia mundial de no plantar cara a la corrupción de los países africanos que tienen petróleo.

De estar en buenas manos, la explotación del petróleo en estos países podría, en tan sólo unos años, acelerar el desarrollo y sacar de la miseria a muchos millones de africanos.

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